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La difícil Liga Argentina para los clubes entrerrianos

Transitando la mitad de la Fase Regular que arrojará a los distintos clasificados para las instancias de eliminación y avances en busca del único ascenso que otorga la Liga Argentina, torneo compuesto por 33 clubes divididos en dos conferencias, la realidad nos presenta que a los clubes entrerrianos que participan de esta competencia les está costando mucho en lo deportivo.

El Atlético Echagüe Club, que no ha faltado en ninguna edición de los torneos nacionales que arrancaron en 1985, para la temporada 2023/24 mantuvo la base del plantel de la anterior. Quedaron Lisandro Ruiz Moreno, Germán González, Ignacio Zulberti y Pablo Bandeo más los juveniles que venían participando. Tuvo las partidas de los hermanos Bautista y Joaquín Fernández Álvarez, Augusto Bruera y Facundo Carulla. Mientras que arribaron el rionegrino Francisco Michelli, Lautaro Pividori, Ignacio Echevarría e Iván Albornóz, prescindiendo de la ficha del jugador extranjero. En la orientación técnica continúa Oscar Bonell por quinta temporada consecutiva.

Los números actuales indican que de los 15 partidos jugados, cosechó 4 victorias (una de ellas por deserción de Sarmiento de Resistencia) y sufrió 11 derrotas. Si bien el Negro perdió muchos partidos por escasa diferencia en los minutos y segundos finales, hablar de buena o mala suerte a la hora de cerrar los partidos, es una cuestión relativa, aunque también el azar juega su parte.

Otra de las situaciones que le jugaron en contra es el armado del fixture, que, dicho metafóricamente, entiéndase bien esto, pareciera que se lo programó el enemigo. Es un formato que supuestamente se compone para que los clubes ahorren recursos económicos pero resulta muy complicado afrontarlo desde lo deportivo. A Echagüe le ha tocado en dos ocasiones jugar tres fechas seguidas de visitante con escasos días de diferencia, con todo lo que esto significa en una competencia donde los clubes, a quienes deportivamente no les sobra nada, hacen de la localía su principal fortaleza: la consigna de todos es ganar sí o sí en su estadio.

A esto hay que sumarle el cansancio de los que viajan y se trasladan de ciudad en ciudad, el entrenamiento que no es el adecuado al no desarrollarlo en su estadio, y encima el desgaste anímico cuando se suceden las derrotas y no hay mucho tiempo para levantar cabeza. Si son profesionales los que deben superar esta situación, también son profesionales los que juegan a favor con esta situación para sacar provecho. Nada es fácil.

Y aquí una cuestión importante. El fixture que debería mantener una cierta proporcionalidad de ventajas y desventajas para todos, porque luego se revierten las localías, en realidad no la tiene. Porque lo estrambólico de la situación hace que se juegue una Tercera Fecha y en la siguiente se enfrente al rival de la Vigésima Segunda, esto con una alteridad propia que se acerca más a lo caótico que a la simetría que debiera mantener un fixture.

Además, si se empieza con el pie izquierdo, después levantar el ánimo del plantel debe requerir mucho esfuerzo, con una tarea más cercana a lo psicológico que lo físico; porque una cuestión muy diferente es empezar ganando para luego con más confianza afrontar los retos difíciles.

Sumando otro punto a la cuestión, luego de las giras que se eternizan durante toda una semana, cuando a Echagüe le tocó ejercer la localía, le cayeron pesos pesados: Villa San Martín, Atenas de Córdoba, Barrio Parque, GEPU y Rivadavia de Mendoza. Con Colón de Santa Fe en el debut, partido que se pierde en tiempo suplementario, se jugó de igual a igual, con planteles parejos. El Negro batalló con Atenas y estuvo arriba del marcador casi todo el partido hasta los instantes finales, pero el Griego no perdonó errores y se quedó con el triunfo. Barrio Parque aprovechó ese desgaste físico y anímico y en un partido que se jugó a los dos días se quedó claramente con la victoria. Al finalizar el 2023, para cerrar los dos últimos partidos de local, y con una seguidilla de cinco derrotas consecutivas, Echagüe tuvo la suficiente fuerza anímica para no caer con un GEPU que lo hostigó todo el partido, y luego vencer a Rivadavia de Mendoza que se encontraba en los primeros puestos. Así terminó el 2023 con algo de respiro.

Para el reinicio del nuevo año se produjeron dos bajas sensibles, al menos por ser jugadores experimentados y de los difíciles de contratar: los que luchan debajo del tablero, los que con sus físicos pesados y trabajados son aptos para el roce en la lucha por los rebotes: Ignacio Zulberti (volvió a Tandil donde jugará la Liga Federal con un club de su ciudad) e Iván Albornóz.

Los reemplazaron jugadores más jóvenes: Francisco Bonaguro y Ramiro Trebucq, y se sumaron fichas U19 de jugadores locales con incipiente trayectoria profesional: Lucas Musante, Santino Galli y Valentino Sabatini. Seguramente es un cambio de rumbo a esta altura del partido, donde en un país con una crisis terminal desde lo económico y social, no es poca cosa estar participando de un torneo nacional con todo lo que significa en materia de gastos para clubes que no tienen el apoyo de la televisión ni pueden exportar jugadores propios para generar recursos genuinos.

Seguramente el espectador paranaense, tanto en básquet como en fútbol, necesita y quiere ver a sus clubes luchar por objetivos importantes, por ascensos a la élite de las competencias  nacionales, pero quizá se tenga que acostumbrar a ser espectador y hacer fuerza para mantener las plazas de competencias de las segundas categorías que igualmente convocan, en algunos casos, la atención nacional, y permiten disfrutar, en otros casos, de equipos de alto nivel.

Mantener las plazas, sobre todo, es importante porque son puentes de proyección para los jugadores locales que finalizando las divisiones formativas pueden encontrar en clubes con estructura profesional cómo seguir sus carreras sin tener que emigrar, y pudiendo quizá, de alguna manera tal como está la situación del profesionalismo deportivo en Argentina, paralelamente seguir estudiando.

© Gabriel Lucrani. Enero de 2024.

En esta edición, la 40º desde que fuera creada la Liga Nacional, participan por la provincia de Entre Ríos en la Conferencia Sur, Tomás de Rocamora (Concepción del Uruguay) y La Unión (Colón).

Rocamora, el club de La Histórica se encuentra en una situación parecida a la de Echagüe. Marcha último en la tabla valorativa con 4 victorias y 12 derrotas. Lo bueno para los Rojos es que en su última presentación del 13 de enero pasado vencieron al otro rival entrerriano, La Unión, por 82 a 71. Por su parte, el club de la ciudad de Colón, La Unión, es a quien le va apenas un poco mejor en el torneo, al haber cosechado 7 victorias, y caído en 9 ocasiones.